Con motivo del mes de la Gratitud, debemos reconocer lo afortunados y afortunadas que somos al poseer tantas riquezas en nuestras vidas; estas riquezas no son solo materiales sino que -y quizás las mas importantes- de tipo espiritual: tenemos una familia que nos ama, tenemos amigas y amigos que darían todo por nosotros, tenemos un hogar donde llegar, tenemos comida en nuestras mesas, tenemos trabajo, salud y lo mas importante, tenemos a nuestro Dios y a su Madre Amada acompañandonos cada día.
Demos gracias a Dios y seamos solidarios, ofrezcamos nuestra ayuda a quien lo necesite sin esperar nada a cambio. La recompensa será la satisfacción personal de poder retribuir el amor de Dios en uno de sus hijos con necesidades; a final y al cabo, somos hermanos.
Que la bendición de Dios y el amor de María Auxiliadora se viertan sobre ustedes, y que cada una de ustedes se convierta en instrumento para que ese amor llegue a los demás.
Demos gracias a Dios y seamos solidarios, ofrezcamos nuestra ayuda a quien lo necesite sin esperar nada a cambio. La recompensa será la satisfacción personal de poder retribuir el amor de Dios en uno de sus hijos con necesidades; a final y al cabo, somos hermanos.
Que la bendición de Dios y el amor de María Auxiliadora se viertan sobre ustedes, y que cada una de ustedes se convierta en instrumento para que ese amor llegue a los demás.